La vida en las manos
la sangre alterada
los días inconexos y las palabras mudas.
Por querer hablar y en vez de hablar molestar
por querer sentir y en vez de sentir malgastar.
Hambrienta estoy de antaño,
de aquellos días en los que sólo importaba tu mundo
y no el de todos los demás,
de cuando todo era de verdad,
no se ponían filtros y se podía soñar.
Entonces ser perfectos era más difícil
y más real la loca cobardía que nos brotaba.